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Aprende a convertir el miedo en un maestro

En la primera entrada de este blog te conté cómo llegué al mundo del coaching. El primer paso importante fue reconocer que necesitaba ayuda y atreverme a pedirla. En medio del escenario caótico que estaba atravesando, el segundo paso fue aún más revelador: tuve que ver de frente a mi sombra, el miedo. Es curioso y paradójico porque esta emoción es una de las más limitantes a la hora de tomar acción, pero también puede ser una fuerza motora que nos impulsa a salir del propio estado que nos paraliza.

Recuerdo que me rendí ante el miedo, como quien se sumerge en el fondo de la ola antes de que esta estalle con toda su fuerza. Me permití sentirlo a un nivel netamente físico: ¿Dónde se aloja en mi cuerpo? ¿Qué temperatura tiene? ¿Tiene color, densidad o sonido? Suprimí cualquier guion, narración o explicación mental acerca de esta emoción. En esa rendición, el miedo comenzó a hablarme. Me di cuenta de que no era un monstruo, sino un aliado que me estaba mostrando mis creencias limitantes, todas aquellas proyecciones de una realidad distorsionada provenientes de las emociones y pensamientos que surgen después de experiencias traumáticas. 

El miedo se reveló como “el empujador,” ese personaje que, frente a la duda, te da un empujón para lanzarte al vacío de lo desconocido. Es allí, en lo incierto, en donde tuve que aprender a confiar en mí misma, a saber que podía sostenerme en mis propias alas, que no son otra cosa que mis habilidades y destrezas. Desde ese entonces, reafirmé que las emociones son, en verdad, el termostato de la mente.

Cuando comprendí esto, comencé a interesarme más por mis emociones, a escucharlas y observarlas y, gracias a las herramientas de la Programación Neurolingüística (PNL), aprendí a re resignificar los eventos dolorosos de mi pasado, convirtiéndolos en mis mejores maestros de vida. Tal y como los maestros que hemos tenido en la escuela y en la universidad, los más memorables son los que nos retaron a crecer y a aprender más, aunque en el momento nos hayan confrontado.

Las emociones nos permiten reconocernos en nuestra humanidad, entender que no somos seres perfectos sino en constante proceso. Así mismo, nos ayudan a sublimar aspectos de nosotros mismos hacia estados de consciencia más altos, que nos permiten accionar todo nuestro potencial. Este trabajo es permanente, dinámico y profundamente transformador, tanto de la persona como de su realidad interna y externa. Es una experiencia liberadora.

Te invito hoy a que reflexiones sobre aquellos momentos o eventos en los que te hayas sentido limitado, con miedo o frustrado. ¿Qué creencias limitantes te ha mostrado tu miedo? ¿Cómo podrías transformar ese miedo en un aliado? Para guiarte en este proceso  de transformación y dotarte de las herramientas necesarias,  te invito a que me contactes y que inicies tu camino ahora mismo.

y da el primer paso hacia una nueva forma de entender y trabajar con tus emociones.

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De espectadora a protagonista: Cómo el coaching me devolvió el control de mi vida

“Nadie entra en la oscuridad por su propia voluntad y nadie sale solo de ella»

Sako Asko

Todos, en algún momento, nos hemos sentido perdidos en la oscuridad. Pero ¿qué pasa cuando esa oscuridad se convierte en una oportunidad para transformarnos? Esta es mi historia y cómo encontré mi camino a través del coaching y la terapia.

–¿Cómo diablos llegué hasta este punto?

De repente, me encontré absorta. El mundo seguía funcionando allá afuera, pero yo estaba envuelta en una burbuja densa y opaca que silenciaba todo a mi alrededor. Era como si estuviera sumergida en un océano de confusión, donde las voces externas se desvanecían y solo escuchaba el eco de mis propios pensamientos.

–¿Qué me ha pasado?

Me pregunté con profunda preocupación. Un cúmulo de situaciones caóticas superaban mi comprensión. Me sentía traicionada, avergonzada, confundida y llena de rabia. Era como si mi vida se hubiera convertido en un rompecabezas cuyas piezas ya no encajaban.

En medio de esa confusión, una voz dentro de mí susurró: «Esto ya no es casualidad. ¿Por qué te está sucediendo todo esto? Tal vez es hora de revisar en qué estás fallando tú.»

Fue entonces cuando, en mi interior, pedí ayuda a Dios.

La ayuda llegó unos días después, a través de una serie de eventos sincronísticos que condujeron a mi hermano a invitarme a tomar un curso de Programación Neurolingüística (PNL). A veces, la ayuda llega de formas que no sabemos identificar en el momento. Mi hermano, quizás de manera inconsciente, intuyó que yo lo necesitaba.

Decidí adquirir las herramientas que me orientaran para afrontar mi situación. Con el tiempo, no solo comprendí qué me había llevado a repetir ciertos patrones en mis relaciones, sino también el para qué tuve que vivir cada una de esas situaciones.

Por ejemplo, una de las primeras técnicas que aprendí fue la «línea del tiempo», una herramienta de PNL que me ayudó a visualizar cómo mis experiencias pasadas estaban influyendo en mi presente. Fue como encender una antorcha de luz en medio de la oscuridad: pude ver claramente cómo ciertas decisiones y creencias me habían llevado a donde estaba.

En ese entonces, yo era profesora universitaria. Sentí que era pertinente aplicar estas herramientas con mis estudiantes. Recuerdo a una alumna que estaba a punto de abandonar la carrera porque sentía que no era lo suficientemente buena. Usando técnicas de PNL, la ayudé a identificar sus creencias limitantes y a reemplazarlas por afirmaciones empoderadoras. Ver cómo recuperaba su confianza fue un momento revelador para mí.

Poco a poco, descubrí que había encontrado un camino que debía seguir. A veces, bromeo diciendo que me convertí en coach de vida por accidente. Nunca me lo planteé como un propósito, pero las circunstancias me llevaron a orientar a las personas que venían a mí en busca de ayuda.

Soy artista de formación, corazón y profesión. Los artistas conocemos muy bien las profundidades de las emociones humanas. Con ellas creamos, nos inspiramos y realizamos obras que pueden generar catarsis, liberación o transformación en quienes las contemplan.

En mi práctica como coach y terapeuta, he aprendido a observar la condición humana sin juicios, con profunda curiosidad. Cada persona que llega a mí es como una obra de arte en proceso: única, llena de matices y con un potencial infinito.

Por ejemplo, en una sesión reciente, trabajé con un emprendedor que sentía que su proyecto no avanzaba. A través de técnicas creativas, lo ayudé a visualizar su negocio como una escultura: identificamos qué partes necesitaban ser pulidas y cuáles simplemente debían ser eliminadas. Al final, no solo encontró claridad, sino también una nueva pasión por su trabajo.

Si sientes que estás listo para transformar tus desafíos en oportunidades, no dudes en contactarme. A través de un acompañamiento empático y profesional, te ayudaré a descubrir tus fortalezas, superar tus bloqueos y alcanzar tus metas. Reflexiona por un momento: ¿Qué patrones en tu vida te gustaría transformar? ¿Cómo podrías convertir tus desafíos en oportunidades?

Estoy aquí para acompañarte en este proceso, ayudándote a encontrar respuestas y fortalezas que ya llevas dentro. Incluso en los momentos más oscuros, hay semillas de cambio esperando florecer. Tu historia no termina aquí; está lista para transformarse en algo nuevo y poderoso.